Editorial
De la calle al pleno: Asamblea Valsequillera celebra su legado político
Treinta años consolidando un proyecto político de base vecinal

El 30 aniversario de Asamblea Valsequillera, celebrado este viernes en un abarrotado Teatro Cronista Oficial Jacinto Suárez Martel, ha sido mucho más que un acto conmemorativo: ha sido un ejercicio colectivo de memoria, identidad y vocación de futuro. En un municipio donde la política suele leerse con lupa y vivirse con intensidad, resulta innegable que esta formación ha sabido consolidarse como uno de los pilares fundamentales de la historia reciente de Valsequillo.
Desde su primera aparición electoral en 1995 con un solo concejal, hasta su paso por el gobierno municipal entre 2007 y 2011, y su actual posición como segunda fuerza política del municipio, Asamblea Valsequillera ha tejido una narrativa coherente, con raíces profundas en lo local y una visión comunitaria que ha sabido mantenerse vigente durante tres décadas.
Este aniversario no fue una celebración vacía ni un tributo al pasado desde la nostalgia. Fue, más bien, una muestra viva de lo que ha hecho fuerte a esta organización: su conexión con las personas, su capacidad para renovarse y su voluntad de no despegar los pies del suelo. La participación de tres de sus cuatro candidatos históricos a la Alcaldía (Juan Ojeda, José Miguel López y Juan Carlos Atta) no fue casualidad: fue un guiño al valor de la continuidad, pero también a la transición generacional que la formación ha sabido impulsar.
Porque si algo quedó claro este viernes es que Asamblea Valsequillera no se ancla en los logros pasados, sino que mira al futuro con propuestas frescas y espacios de participación reales, como el grupo SOMOS+Jóvenes, que ya articula la voz de la juventud local, o el foro ÁGORA, que ha devuelto al municipio un espacio para el pensamiento crítico y la reflexión colectiva, tan necesario como escaso en tiempos de polarización y ruido.
Frente a quienes entienden la política como un ejercicio de poder o de intereses personales, Asamblea Valsequillera ha recordado que la política de cercanía, la que escucha, la que se compromete desde el tú a tú, sigue siendo una opción necesaria y válida. Su aniversario ha sido también una forma de reafirmarse como proyecto político local centrado en las personas, transparente y con voluntad de transformación.
El acto, que cerró con la simbólica actuación del grupo Almogarén —retomando también sus raíces—, tuvo sabor a reencuentro, pero sobre todo a renovación del compromiso. Porque en tiempos de desafección, donde la ciudadanía cuestiona con razón muchas estructuras partidarias, es sano recordar que hay espacios políticos que se construyen desde abajo, con paciencia, coherencia y vocación de servicio.
Treinta años después, Asamblea Valsequillera no solo resiste: sigue inspirando. Y eso, en política, no es poca cosa.
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