La Culata II, 33 años de sabor familiar en Las Vegas de Valsequillo

La Culata II, situado en el barrio de Las Vegas de Valsequillo, es mucho más que un restaurante: es el fruto del esfuerzo y la pasión de toda una familia por la cocina tradicional canaria. Fundado en 1992 por los hermanos Rafael, Juan y Jorge Ramos Ramírez, este emblemático local cumple 33 años ofreciendo recetas heredadas de su madre, María del Carmen, en un entorno privilegiado que mira a los pagos de La Culata y El Culatón.

Este restaurante, levantado junto a la carretera que une Valsequillo con Tenteniguada y San Mateo, combina el trabajo familiar con el sabor de los fogones antiguos. Su historia comienza en 1987 con la apertura de La Culata I por parte del padre, Rafael, donde los tres hermanos aprendieron desde jóvenes a amar la cocina. Jorge, el más pequeño, se formó junto a su madre entre cucharones y brasas, y hoy defiende con orgullo que “la cocina tradicional no se aprende en las escuelas, se hereda en casa”, según se detalla en un reportaje de La Provincia-DLP.

La Culata II ofrece una carta variada, con raciones generosas y platos de cuchara que rinden tributo al recetario popular: potajes, sopas de mariscos, garbanzadas, callos, ropa vieja, puchero o sancocho los domingos. Además, cuenta con carnes a la brasa, como chuletas, entrecot, solomillo o secreto ibérico, y una cuidada oferta de pescados, calamares, empanados y churros de pescado.

Todo ello se sirve en un acogedor salón con chimenea en invierno y una terraza con vistas inmejorables, ideal para disfrutar de una comida al aire libre. La parrilla, que calienta con leña de almendro y carbón, es uno de los secretos del sabor que ofrece este espacio que puede albergar hasta cien comensales y es habitual escenario de celebraciones familiares.

Los postres son otro punto fuerte: todos elaborados en la casa, destacan el polvito uruguayo, mousses de gofio, tarta de Santiago, crema catalana y otras dulces delicias que completan la experiencia.

Abierto de jueves a lunes, con horario extendido viernes y sábados, La Culata II invita a vecinos y visitantes a “comer con gusto” en un restaurante de campo con alma y raíces.