Desde La Barrera
El bufón chivato sin público de San Roque
Envuelto en su capa de autosuficiencia y con una prosa tan ampulosa como vacía, se pasea por su página panfletaria con ínfulas de faro moral

En el pequeño universo del politiqueo local, siempre hay figuras que se dedican más a agitar que a aportar. Uno de ellos, el enredador chivato de San Roque —como se le conoce ya entre quienes lo padecen— ha terminado retratado sin necesidad de ayuda ajena: él solito ha dejado claro de qué madera está hecho.
Envuelto en su capa de autosuficiencia y con una prosa tan ampulosa como vacía, se pasea por su página panfletaria con ínfulas de faro moral, pero lo cierto es que cada línea que escribe delata un resentimiento mal digerido, un protagonismo patético y un absoluto desprecio por la verdad. Cuando no hay argumentos, se recurre a la pose; cuando no se tiene autoridad, se improvisa un púlpito desde donde vociferar.
El personaje, porque eso es lo que ha acabado siendo —un personaje, no una persona pública respetable—, se oculta tras siglas y seudónimos, incapaz de enfrentarse a la crítica con nombre y apellidos, como lo haría cualquiera con un mínimo de coherencia. Su obsesión por ser oído lo ha convertido en una caricatura de sí mismo, y ni siquiera en su entorno más cercano encuentra ya quien lo tome en serio.
Lo más revelador no es que sus escritos rebosen subjetividad (eso sería lo de menos), sino que pretende vestir de análisis lo que no pasa de ser un ajuste de cuentas personal con quienes no se doblegan a su narrativa. Incapaz de sumar, divide. Incapaz de reconocer, desacredita. Incapaz de convivir con la pluralidad, la señala como amenaza.
Y cuando alguien le planta cara con argumentos, como ha hecho este columnista, no responde: se retira a su trinchera digital, a la espera de que escampe la lluvia que él mismo ha provocado. No hay réplica seria, no hay defensa argumenta. Solo chismorreo y victimismo. Lo suyo no es periodismo, ni opinión, ni siquiera sátira: es un monólogo hueco que cada vez interesa a menos gente.
Valsequillo no necesita enredadores, sino constructores. No necesita autosalvadores, sino servidores públicos honestos y sensatos. Y desde luego, no necesita sermones escritos desde el ego herido de un personaje que solo se representa a sí mismo.
Aquí seguiremos, diciendo las cosas como son. Aunque escuezan. Aunque molesten. Aunque alguien desde San Roque crea que puede seguir enredando sin consecuencias. A partir de ahora, soserías, las justas. Y el que avisa no es traidor.
Luis Verde.
Uno que lo conoce bien | Sábado, 02 de Agosto de 2025 a las 19:19:57 horas
Gracias por retratar perfectamente a este personaje.. **** pero que Valsequillo abra bien los ojos y se de cuenta a tiempo de su siniestra trayectoria política. Por favor, valsequillo actualidad no le dejan pasar una...se lo pido por el bien de nuestro municipio.
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