Desde La Barrera
El Bufón de Valsequillo y sus universos paralelos (Trilogía satírica de brocha gorda)
Dicen en los mentideros que Sosete ha entrado de lleno en fase de delirium tremens político

Primera entrega: El Bufón en fase lunar: reuniones con extraterrestres y política de ciencia ficción
Dicen en los mentideros que el Bufón ha entrado de lleno en fase de delirium tremens político, y que ahora vive en un universo alternativo donde las reuniones se convocan con alienígenas, los acuerdos se cierran en cafés invisibles y los alcaldes son personajes invitados de una telenovela interplanetaria.
El otro día, bajando por el Cubillo, juró que se había topado con un alcalde de Valsequillo —o eso creyó él, porque igual era el repartidor de butano— y que en apenas tres frases habían resuelto un “asuntillo” que beneficiaba, cómo no, a sus respectivos bolsillos y a un Macondo que solo existe en su cabeza.
Ahí, entre sonrisas cómplices y promesas de te llamo y lo cerramos, el amo de la pluma imaginaria le soltó un clásico: “Si acordamos la suma, lo das por hecho”. Todo muy old school de la política de canapé, con el añadido de una amenaza velada para que nadie molesto —pongamos un medio incómodo— vuelva a escribir algo que incomode a Su Señoría.
Y ojo, porque personas de su propio entorno nos han pedido que aflojemos un poco, que el bufón anda desquiciado y muy perdido, más que GPS sin cobertura en la cumbre un día de calima. La preocupación es real: dicen que habla solo, maquila reuniones inexistentes y prepara discursos para eventos que nadie ha convocado.
El de Aclarando debe saber que la actualidad fabricada a medida no resiste ni una ráfaga de viento de Los Llanetes. Ahí fue cuando el Bufón entró en modo opereta, prometiendo acabar contra los que los están convirtiendo a diario en el hazmerreír de los valsequilleros como si estuviera en una película de acción… de bajo presupuesto.
El problema es que calcular distancias no es lo suyo: creyó que podía plantarse en la redacción como Clint Eastwood en Sin perdón, pero terminó dando más vueltas que una comparsa buscando la puerta del Ayuntamiento.
Y así anda, convencido de que el respeto se compra con frases en inglés mal pronunciadas y amenazas envueltas en retórica hueca. Cree que el miedo se impone desde la mesa del café, como si todavía viviera en los tiempos en que cuatro gritos bastaban para amedrentar a quien no se callaba.
Lo que no ha entendido el Bufón es que ya nadie le teme. Que su pose de pistolero jubilado y su verbo de charlatán de feria solo sirven para alimentar crónicas como esta. Que en este pueblo, el cuento del hombre fuerte ya no cuela, y que su supuesta “estrategia” es tan previsible como un pleno en agosto: calor, bostezos y la certeza de que no se decidirá nada importante.
Porque la realidad, Bufón, no la fabricas tú. Ni aunque la maquilles, la empaquetes y la vendas en entregas semanales. Por mucho que te esfuerces en tu mundo paralelo, la calle sigue hablando… y cada vez lo hace más alto.
Continuará…
Luis Verde, vecino declarado Antibufón.
Marta | Miércoles, 13 de Agosto de 2025 a las 13:31:45 horas
Que divertido resulta ir por Valsequillo, ver como los vecinos/as sonríen al ver pasar al BUFON, y es que todas pensamos lo mismo. Le viene ni pintao. Y es que es un payasete rodeado de arlequines, que buscan la acepatación popular y se esfuerzan en poner oídos para enterarse de cosillas que incluso son mentiras que luego ellos publican como grandes verdades. Ya lo dijo un alemán "Una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verda" y el BUFON lo sabe, nada más y nada menos que Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de los nazis
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