Desde La Barrera
San Roque: El Santo sí, las cámaras no
En el barrio ya no manda el patrono ni el sacristán y mucho menos el alicaído Bufón: manda el párroco

En San Roque ya no manda el Santo ni el sacristán y mucho menos el alicaído Bufón: manda el ego del párroco. El cura José Luis Cabrera Gil decidió este fin de semana que la misa patronal se celebraba sin cámaras, no fuera a ser que algún plano inoportuno mostrara más sotana que santidad.
El veterano cámara Ángel Peñate se atrevió a grabar y fue reprendido públicamente en plena ceremonia, con la amenaza de que la misa se paraba si seguía rodando. Un bochorno de homilía en directo que acabó en bronca en Facebook, donde Peñate retrató al sacerdote como “parroquillo” de lengua rápida y espíritu poco cristiano.
La censura eclesiástica no fue flor de un día. El viernes anterior, durante la misa a la Virgen del Perpetuo Socorro, el reportero teldense Agustín Cabrera prefirió bajar la cámara antes que entrar en guerra santa con el mismo cura. Resultado: los vecinos se quedaron sin imágenes de dos celebraciones que, paradójicamente, deberían unir al pueblo.
Lo curioso es que en los bancos laterales había fieles grabando con el móvil sin problema, pero el veto iba dirigido a los profesionales. Tal vez, porque las redes sociales del párroco prefieren filtros de Instagram antes que el ojo incómodo de una cámara de toda la vida.
En definitiva, Cabrera Gil ha logrado lo imposible: que se hable más del cura que del patrón. Y todo gracias a un sermón convertido en control de medios. A este paso, en la próxima misa colocará un cartel: “Prohibido grabar, salvo selfies con el Padre”.
Luis Verde, vecino declarado Antibufón y anticensura.
juan luis | Domingo, 17 de Agosto de 2025 a las 22:16:27 horas
Me parece del género tonto generar una polémica por este tema. Todo el mundo tiene derecho a la protección de su imagen y cualquiera que se encontrara en la iglesia podría quejarse porque lo graben y me parece bien que el cura ponga coto a este tipo de cuestiones. Está en su derecho Lo que sí es cierto es que la prohibición debería ser para todo el mundo. La iglesia es un lugar de oración, no de grabación y difusión de imágenes.
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