Valsequillo, la sartén y el mango

Primero Canarias todavía no ha celebrado ni su congreso fundacional —prometido para octubre— y ya está en modo sálvese quien pueda. El partido de Teodoro Sosa nació con la ambición de ser la gran alternativa canarista, pero en Valsequillo amenaza con quedarse en simple ensayo clínico de mociones de censura.

El PSOE, mientras tanto, juega a su deporte favorito: tener la sartén por el mango. Con un solo concejal, Víctor Navarro, tienen al alcalde Francisco Atta al borde del infarto político. Y claro, los nacionalistas corren como pollos sin cabeza, exigiendo a Ferraz, a Álvaro, a Ángel Víctor y hasta al mismísimo Papa que convenzan al edil de no darle al botón rojo.

La historia no es nueva. Ya pasó en San Mateo, Guía y Agaete, donde los socialistas locales hicieron oídos sordos a su dirección y acabaron montando o secundando censuras. La receta es sencilla: un poco de ego local, una pizca de ambición y se cuece una moción en un pispás.

En Valsequillo, la oposición, con Juan Carlos Hernández Atta al frente, ya tiene todo preparado: cuchillos afilados, discursos ensayados y la foto de la censura lista para el salón. Falta solo un ingrediente: el voto de Navarro, que por cierto cobra como asesor del PSOE en el Cabildo. O sea, que si se mueve, se arma.

Mientras, Primero Canarias sufre pesadillas en cascada: si cae Valsequillo, mañana puede ser Santa Lucía, pasado Ingenio y al otro Agüimes. Un dominó político que convertiría el “nuevo proyecto nacionalista” en una peña de antiguos alcaldes cesados.

Lo irónico es que estos nacionalistas, que aspiraban a darle estabilidad a las instituciones, dependen de que un solo edil socialista no tenga un mal día. 

En resumen: en Valsequillo no hay ni almendras ni fresas, pero sí mucho fuego cruzado. El PSOE sonríe con el mango en la mano, y Primero Canarias reza porque no se queme la sartén.

Luis Verde.