Sosete y su hada madrina: cuando la farsa se disfraza de análisis

El bufón sosete vuelve a la carga, esta vez agarrado al refajo de su hada madrina florentina, esa veleta de papel que gira según sople el viento (y los encargos). Sin ideas propias, sin rigor y con la vergüenza ya caducada, tienen que inventarse un drama con la Televisión Canaria y la Romería de Teror para rellenar su panfleto.

El artículo pretendía vendernos que el desaire a la carroza de Valsequillo fue un gesto calculado contra el alcalde. Una teoría digna de tertulia de café, sin pruebas, sin lógica y con mucho victimismo. Pero claro, cuando no se tienen argumentos sólidos, hay que recurrir a la sospecha permanente: “Nada pasa por casualidad”, repiten, como si fuera un axioma. Pues sí, a veces pasa por casualidad, por torpeza o simple desorganización. Pero eso no da titulares, y ellos viven de la intriga inventada.

Lo que se vivió en Teror no pasa de ser un fallo de emisión, no una conspiración de pasillo. Solo alguien con hambre de ruido y necesidad de justificar su sueldo inventado puede convertir un error técnico en una trama política.Porque esa es la clave: lo que no dicen el bufón y su madrina.

El artículo, en realidad, no es más que un espejo de lo que son quienes lo firman y lo replican: ruido, paranoia y servilismo camuflados de crítica política. Panfletos que ya no convencen a nadie porque el pueblo sabe distinguir entre lo que es un desaire y lo que es una invención.

Y aquí la conclusión incómoda para los bufones y sus madrinas: lo de Teror fue un error televisivo.  

Pero lo que pasa es que al bufón sosete se le acaban las ideas. Ya no sabe de dónde tirar, y cuando la inspiración no llega, recurre a las boberías prefabricadas que le dicta su hada madrina, esa veleta florentina que un día finge ser azote del poder y al siguiente se pliega dócilmente a los dictados del que le pague mejor. Un dúo de sainete barato que pretende vender opinión, cuando en realidad solo reparte panfletos en redes sociales.

Lo más patético es que hablamos de alguien que se cagó por pata —literalmente— cuando recibió la reprimenda de un empresario de Los Llanos de Telde, después de sus ataques sesgados y de encargo. Valiente en el teclado, sumisa en persona: ese es el nivel.

Luis Verde, vecino declarado antibufón.