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Desde La Barrera

La hipocresía como estrategia: el doble rasero que indigna a Valsequillo

Lo “ético” y lo “indecente” dependen de quién firme la moción de censura

LUIS VERDE 2

Hay espectáculos políticos que rozan el esperpento, y luego está Valsequillo Plural, que ha decidido ofrecernos una clase magistral de moral selectiva. Resulta que para Eduardo Déniz, portavoz de la formación y autoproclamado guardián de la coherencia, Víctor Navarro debe entregar su acta si el PSOE no apoya la moción de censura. Pero cuando hablamos de Lucía Melián, la edil que abandonó el gobierno de Asba y sigue calentando asiento en el grupo de los no adscritos sin entregar la suya, entonces... silencio.

 

La pregunta es sencilla: ¿el compromiso político es obligatorio solo cuando conviene? Porque si Navarro debe marcharse por respeto a un acuerdo electoral, alguien debería explicarnos por qué Melián no tuvo ese mismo deber con la formación que la llevó al Ayuntamiento.

 

La hipocresía tiene nombre y apellido

Déniz ha advertido que si el PSOE no se suma a la moción, romperá el pacto porque “no tendría sentido continuar vinculados”. Y no contento con la amenaza, recuerda que Navarro se comprometió a entregar su acta, algo que hasta ahora se guardaba en “pequeño comité”, pero que ahora se ventila a los cuatro vientos.

 

Claro que, por lo visto, la vara de medir cambia según el protagonista. Si el acta es de Navarro, hay que devolverla por coherencia. Si es de Melián, se trata de una “decisión personal que hay que respetar”. Lo que en un caso es ética política, en otro es libertad individual. Lo que ayer era una traición, hoy es autonomía.

 

El ejemplo nacional que no sirve en Valsequillo

Y mientras tanto, los argumentos para justificar la moción rozan lo delirante. Que el gobierno local no ha aprobado presupuestos en 2024 ni 2025. Que el municipio “no puede seguir así”. Que el sistema está “paralizado”.

¿Y qué hay del Gobierno de España, presidido por Pedro Sánchez, que tampoco ha aprobado presupuestos desde 2023? ¿Vamos a presentar una moción de censura en Moncloa también? ¿O acaso un Ayuntamiento no puede seguir funcionando con normalidad —como de hecho está haciendo— sin unas cuentas aprobadas?

 

Presiones, llamadas y política de salón

Según Déniz, incluso Teodoro Sosa llamó a Navarro hace meses para frenar la moción. No sabemos si fue una llamada de Estado o un simple “no te metas en líos”, pero lo cierto es que la política municipal de Valsequillo parece haberse convertido en un episodio de House of Cards de bajo presupuesto.

 

Mientras tanto, Lucía Melián —esa misma cuya acta nadie se atreve a cuestionar— “se mantiene al margen”. Y claro, ¿para qué comprometerse cuando se puede jugar al “ya veremos” mientras se tiene el poder de inclinar la balanza?

 

Doble rasero, doble discurso

Al final, todo se resume en una máxima sencilla: las reglas cambian según quién las rompa. Si lo hace Víctor Navarro, es traición al pacto. Si lo hace Lucía Melián, es autonomía personal. Si no hay presupuestos en Valsequillo, hay que tumbar al alcalde. Si no hay presupuestos en España, “no pasa nada”.

 

Y así seguimos, entre amenazas de ruptura, ultimátums y discursos grandilocuentes que se caen a la primera contradicción. Porque en Valsequillo, como en las viejas películas del oeste, la ley no es igual para todos: depende de quién lleve el revólver político en la cintura.

 

Luis Verde

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  • Paco

    Paco | Sábado, 11 de Octubre de 2025 a las 11:57:12 horas

    Tengo que felicitar al redactor de este excelente artículo. Ha sido capaz de plasmar la hipocresía de Don Eduardo y su grupo. Y no puedo dejar de mencionar y reprochar la postura y decisión que Doña Lucía ha tomado, en sus propias palabras " el derecho a pensar distinto" "el respeto a opinar" ", cierto es que cuando lo dice, se pone muy nerviosa y es consciente de que fue ASBA quién le ha dado esa opción.
    En la misma línea que Valsequillo Plural exige la devolución del acta a Don Víctor, usted Doña Lucía (tránsfuga de manual) devuelva la suya.
    Una vez liberada de esta carga, llamada TRAICION, usted podrá salir a la calle con criterio, decidiendo su futuro político como desee, y no escondiéndote, siendo el comentario o los silencios de muchas reuniones y sobretodo no pasar a la historia como LA TRANSFUGA.

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  • Antonio

    Antonio | Sábado, 11 de Octubre de 2025 a las 21:28:12 horas

    Quiero felicitar a quienes, con valentía y responsabilidad, han tomado decisiones difíciles en favor del cambio. No es fácil enfrentarse a los viejos esquemas, ni dar un paso adelante cuando se sabe que vendrán críticas duras y juicios rápidos. Pero justamente ahí reside el valor de quienes están dispuestos a construir un futuro diferente, aunque eso implique romper con inercias cómodas o estructuras que ya no representan a la mayoría.

    Doña Lucía ha demostrado tener el coraje de ejercer su derecho a pensar distinto, a disentir y a actuar en coherencia con lo que cree correcto. Eso no es traición, es integridad. En democracia, no se jura lealtad ciega a personas o grupos, sino al interés común, y ese interés muchas veces exige revisar, cuestionar y evolucionar.

    Es llamativo cómo se exige la devolución de actas como si estas fueran propiedad privada de los partidos o agrupaciones. Olvidan que las actas pertenecen a quienes fueron elegidos por el pueblo, y que la verdadera traición es someterse a dictados internos que traicionan las expectativas de los votantes.

    El cambio no lo hacen los cómodos, lo hacen los valientes. Y mientras algunos se aferran a sillones, cargos o siglas, otros —como Doña Lucía— asumen el coste personal de abrir caminos nuevos. A ellos les debemos respeto, aunque no se comparta cada paso que den.

    La historia no recordará a quienes gritaron más fuerte, sino a quienes se atrevieron a transformar.

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