Narciso se muda a Facebook y se refleja en el bufón sosete

Si Narciso viviera en Valsequillo, sin duda tendría cuenta en Enredan-do Valsequillo. El autoproclamado azote del poder local ha vuelto a hablar de sí mismo —cómo no— para celebrar que su “perfil de Facebook” (ojo, no un medio de comunicación, como él mismo recuerda entre comillas) está “creciendo sin parar” y que “los números no mienten”.

El problema es que los números, cuando no se entienden, suelen decir justo lo contrario. Y es que Enredan-do Valsequillo presume de “visitas” sin aportar ni un solo dato verificable, ni fuente, ni captura, ni métrica real. En su universo paralelo, los “me gusta” equivalen a lectores, los comentarios a suscriptores y las visualizaciones automáticas a una “ola imparable de apoyo popular”. La ignorancia digital elevada a método.

Entre delirios de grandeza, el bufón sosete del teclado confunde engagement con aplauso y tráfico con influencia. En lo que el denomina editorial se presenta como mártir de una persecución imaginaria, como si publicar memes mal maquetados y rumores de WhatsApp lo convirtiera en héroe de la libertad de prensa. “Nos persiguen”, dice. En realidad, apenas los leen fuera de su grupo de afinidad, ese club del chisme de medianoche que confunde el scroll con militancia.

Dice también que son “independientes, honestos y conocedores”. Difícil ser las tres cosas a la vez cuando se redacta desde la barra del prejuicio y se mide el éxito en el contador de “reacciones” de Facebook. El supuesto “crecimiento constante” de su audiencia recuerda más a un loop de autoengaño que a un proyecto periodístico.

En un pasaje sublime de autopromoción, llega a afirmar que su perfil “asusta al alcalde y a su partido” por las cifras que alcanzan sus publicaciones. Lo cierto es que lo único que asusta es el nivel de desinformación con el que se alimenta la crispación vecinal, confundiendo rumores con datos y opinión con verdad.

En resumen: otro editorial de egotrip disfrazado de cruzada popular, otro panfleto de cifras inventadas para mantener viva la fábula del héroe perseguido. Lo único que crece, efectivamente, es el tamaño de su ego digital.

Luis Verde, vecino declarado antibufón.