El bufón sigue con el disco rayado

El bufón sosete sigue con disco rayado. En su nuevo artículo panfletario vuelve a lo mismo de siempre: rimas forzadas, metáforas de baratillo y un intento desesperado de parecer ingenioso mientras repite la misma fijación personal de hace años. Lejos de aportar reflexión o análisis, su texto es un monólogo gastado, una especie de eco poético que suena igual cada vez que cambia el gobierno, como si viviera atrapado en un bucle.

El artículo pretende ser sátira, pero apenas alcanza ese nivel. Parece más un desahogo personal disfrazado de poesía, un intento de convertir en espectáculo lo que no tiene sustancia. En vez de argumentar, caricaturiza. En vez de explicar, insinúa. Y en vez de analizar la realidad política de Valsequillo, se obsesiona con el mismo político de siempre al que vuelve una y otra vez como si no existiera nada más en el municipio.

Todo el texto está construido sobre la premisa de siempre: la misma fijación contra el mismo protagonista, envuelta en un tono melodramático que pretende ser mordaz pero termina siendo previsible. El repetitivo juego de rimas no aporta nada más que ruido, una especie de “poesía enfadada” que intenta tapar la falta de argumentos políticos con palabras rimadas.

Curiosamente, mientras presume de detectar intenciones ajenas, el artículo deja en evidencia las propias: una obsesión clara y un intento de influir en la opinión pública desde el desprecio, no desde la reflexión. Critica decisiones sin explicar por qué serían perjudiciales, y acusa sin mostrar un solo dato que sostenga el discurso. Todo es insinuación, teatralidad y ese “más de lo mismo” que define cada una de sus piezas.

En definitiva, el autor vuelve a ejercer un papel que él mismo se ha adjudicado: el de bufón serio que quiere hacer gracia pero solo consigue repetir el mismo guion, una y otra vez, sin aportar nada útil al debate público.

Luis Verde, vecino declarado antibufón.