Desde La Barrera
La fijación enfermiza del sosete
Cuando la realidad incomoda, el bufón sanroqueño mira para otro lado, silba bajito y finge que no pasa nada

El bufón sosete vuelve a escena. Otra vez. Con su manía persecutoria de siempre, señalando a los mismos de siempre y haciéndose el sueco —muy sueco— con lo que de verdad se comenta en el municipio. Porque cuando la realidad incomoda, el sosete sanroqueño mira para otro lado, silba bajito y finge que no pasa nada.
Y pasa. Vaya si pasa.
Pero de eso no habla. Ni una palabra sobre la denuncia que ya está en manos —no por voluntad propia— de la Agencia Canaria de Protección del Medio Natural, una denuncia que toca de lleno a su apadrinada política. De eso, silencio absoluto. Mutismo selectivo. Censura autoimpuesta. No vaya a ser que se le caiga el chiringuito.
Prefiere seguir con su fijación enfermiza contra aquellos políticos que no le ríen la gracia. Entre otras cosas porque no la tiene. Ni gracia, ni credibilidad, ni autoridad moral.
Al bufón sosete, por favor, que alguien le avise: la realidad no se tapa con versos malos ni con números maquillados. Menos aún cuando el pueblo ya no se ríe la gracia.
Luis Verde, vecino declarado antibufón.




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